Los domingos por la tarde Madrid tiene una luz especial. A nadie le gusta los domingos, pero a Madrid sí. Bajo esa luz de despedida, de camino a casa, fotografié este momento. Sabía que le quedaba poco tiempo, pero ahí estaba él; contando sus días frente a esa luz, que le hacía más hermoso. Ahora, ya no queda nada, pero yo te inmortalicé para siempre.
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